Aguardaba en las montañas esperando a sentir la firmeza de los pasos con los que se inicia una aventura, la potencia de las voces de aquellos locos que lo incitan, la fuerza de esos mismos textos recogidos en un humilde proyecto editorial centrado en las prosas breves… Aguardaba en las montañas un Alud.
Tuvo que llegar el frío para que comenzase su caer rodando poco a poco como una cosita pequeña, casi entera blanca, hasta llegar a ser lo que es ahora… Las señales son evidentes y, ante su inminente amenaza, las autoridades pertinentes recomiendan buscar resguardo en un buen libro.
Por nuestra parte, recomendamos a correr a vuestra librería de confianza y refugiarse entre las páginas de Confesiones de Fernando Pessoa, un viaje por la intimidad de un hombre realmente lúcido en un mundo crudo, o en las de Periplo alfabético de un fumador de pipa de Ignacio Vázquez Moliní, la cruda y lúcida realidad en el viaje de un hombre ficticio.
Fuerzas vivas precipitándose arrastradas por la ilusión, por la promesa de un torrente de historias y emociones que hasta ahora aguardaba en las montañas pero que, aunque tuvo que llegar el frío, ya ha comenzado. Amigos, hoy ha comenzado el Alud.